Comiendo entre colores

Cuando viajas con niños vas un poco a la expectativa de ver cómo se portarán.
Hay quien prefiere no llevárselos directamente,  dejarlos en casa con los abuelos. Nosotros no, allá donde vayamos viene la enana con su maletita. Feliz por hacer un viaje y emocionada con cada cosita nueva que descubre.

 

Lo que pasa es que siempre vas un poco con la cosilla de cómo se portará.  Yo de momento todas las experiencias que he tenido han sido buenas. Siempre hay que saber entenderlos y considerar el que estén cansados después del viaje y sobretodo,  no agobiarse mucho con el tema de la comida, ya que lo normal es que coman regular o  "diferente" a lo que lo suelen hacer en su rutina.

 

Cuando llegamos a Sagres, ya se había hecho un poco tarde para comer y nos sentamos a esperar en un bar,  pensé,  veras esta hasta que nos sirvan algo...
Pero para mi sorpresa la camarera le trajo un vaso con colores de cera y un salvamantel para que pintara en él,  y de verdad,  toda la comida pintando.

 

 

 

Y precisamente, os queria comentar eso, lo que se agradece cuando vas a un sitio en el que piensan un poco en los niños y en los padres, jeje.
Mirad que tonteria, un papel y colores, y el juego que da.

Eso y lo de tener trona en los bares (que no entiendo que todavía algunos no tengan) son cosas que me hacen repetir en un sitio por la comodidad.

 

 

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